Santi, este post me dio tanta alegría como para que me ataquen las ganas de decir algo. Es más, intervine el primer día que salió (tendría que haber sido el 4º comentario) pero, vaya a saber por qué designios de la vida, no salió y acá estoy tratando de reconstruirlo (me había salido bastante bueno).
1º alegría: el placer de ver con qué llaneza tratás cosas que son cruciales en la vida.
2º alegría: encontrarte, Elina Duprat, después de tantos años de no saber nada una de la otra, comentando en el blog de mi hijo.
Mis comentarios: tu idea de los “not to do” es subversiva. Como vos mismo decís, decimos que sí a casi cualquier cosa sin primero ver de qué se trata y si nos va o no. Consumo puro. Decimos que sí a casi cualquier pro-puesta porque… tal vez… ¿y si lo hiero?… ¿y si después no me llama más? ¿y si me cree un soberbio? ¿y si me pierdo algo y después me arrepiento y el otro se hace famoso y se llena de guita y yo me quedo la ñata contra el vidrio?
Lo que sigue no encuentro como decirlo sin que parezca rimbombante pero, como lo quiero decir, ahí va: Creo que el primer No de mi lista sería No a imponerme ‘nos’ (aclaro, hablo del plural de no). Ni siquiera imponerme no consumir la vida (¡horrible! pero ahora no me sale nada mejor). O comprar y consumir los decálogos que se ponen de moda (eso sí, con el soporte de congresos científicos que avalan científicamente los valores sostenidos en los decálogos nada científicos pero sí muy normativos) de cómo ser un buen emprendedor, un/a buen/a marido/esposa, un buen padre, un buen hijo, un buen jefe, un buen vecino, un buen nieto, un/a buen/a yerno/nuera, un buen veraneante… ¡qué plomo, mi dió! Lo que nos atiborra el día a día y arrebata el vivir es acatar esas suposiciones, sí, suposiciones (chapeau, Elina) que, encima, vemos desmentidas minuto a minuto.
¿Por qué nos hacemos listas de “to do”? Porque su-ponemos, ponemos debajo, de lo que pensamos que si hacemos todo lo que hay que hacer (en tiempo y forma, además) para que las cosas salgan bien, van a salir bien. Bueno, no sé…, más o menos…, ¿no? ¿Qué quieren que les diga? En mi experiencia, las explicaciones de porqué algo sale bien siempre son a posteriori (y muchas, muchas, muchas veces mentirosas, acomodaticias, como así sigo en caja puedo hacer borrón y cuenta nueva, seguir). También según mi experiencia, la mía propia conmigo misma, logro mantener el foquito cuando el foco me mantiene a mí. Con altibajos, claro.
En los alti, el foco me mantiene a mí y cuando eso pasa no hace falta hacer ningún esfuerzo, ni preocuparse por no malgastar energías o desperdiciar el tiempo (me pregunto ¿no son éstas absurdas frases hechas?) En los bajos, disciplina y responsabilidad. Dos méritos que, nuevamente, siendo honrada conmigo misma, ni siquiera sé si llamar méritos ya que nada tienen que ver con reprimir o postergar nuestro deseo sino, más bien con lo contrario, o sea, cumplirlo.
Bueno, me fui de mambo, me desenfoqué.¿Y? Mal o bien, algo produje . ¿Hubiera sido mejor que llegara el primer comentario, ese que se perdió y que yo creí tan logrado?
Y ahora, me voy a hacer solitarios, primera actividad en la lista de “not to do”. Me los tengo bien ganados. Sepan que es la única actividad en la que nadie me discute lo que digo ni me juzga por lo que hago.